'Amores Materialistas': ¿Cuánto vale el amor?
- Violeta Reyes Gutiérrez

- 1 ago
- 2 Min. de lectura
En tiempos donde lo digital organiza nuestros vínculos, Celine Song vuelve con una nueva propuesta sobre el amor y sus contradicciones. En Amores Materialistas, su segundo largometraje tras el éxito de Past Lives, la directora nos invita a observar las decisiones que se toman en torno al deseo atravesadas por una lógica de transacciones: tanto amorosas como económicas. Una historia situada entre la superficie de los vínculos modernos y la fuerza primitiva del instinto.

Amores Materialistas nos propone un escenario complejo: cómo retratar una historia de amor que, en apariencia, carece de éste, pero que a través de sus capas y diálogos, nos hace reflexionar sobre el mismo. La pregunta de fondo es clara: ¿qué significa “valer algo” en un mundo donde todo tiene precio? Desde los afectos hasta la manera en que nos miramos a nosotros mismos.
Song propone una tensión interesante: lo material y lo emocional como dos lados de una misma búsqueda. Una dualidad que el cine romántico lleva décadas explorando, pero que aquí se plantea con otra sensibilidad. Sin embargo, a pesar de ese planteamiento, la película no logra entrar de lleno en un territorio verdaderamente transformador.

El relato avanza con eventos que no llegan a marcar un antes y un después trascendental en sus personajes. El recorrido de Lucy, interpretada por Dakota Johnson, se siente plano y sin pulso, en consecuencia, la conexión emocional con ella y su entorno se diluye.
Donde realmente se percibe la huella autoral de Celine Song es en su forma de habitar el cine. Su experiencia como directora de teatro se refleja en la atención al espacio, la arquitectura, los cuerpos en movimiento, el rol de los fondos y los extras, la sensibilidad estética que permite que cada escena se sienta íntima. Todo esto acompañado por una banda sonora pensada para cada plano.

Aun con sus falencias, Amores Materialistas es una obra visualmente bella, que propone un ejercicio valioso: recuperar la intuición como motor de acción. En una era de algoritmos, Celine Song nos recuerda el poder primitivo de “sentir”, de moverse por algo que no siempre puede explicarse y —como ha dicho en entrevistas— el amor “es el único ámbito humano que no se puede convertir en cifras”.




