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"Cuidadoras": El cuidado como posibilidad


"Me pregunto, ¿qué piensa la gente cuando piensa?"


La pregunta surge en una conversación entre una residente del hogar y su cuidadora, en medio del patio, como quien deja caer una idea en voz alta. Es una de esas frases que se quedan dando vueltas, que invitan a detenerse. En Cuidadoras, ese tipo de momentos se multiplica y nos abren la puerta a un relato íntimo sobre los vínculos entre quienes cuidan y quienes son cuidados, en un espacio que suele quedar al margen de nuestra atención.



Esta coproducción argentino-chilena, dirigida por Martina Matzkin y Gabriela Uassouf, en su primer largometraje, acompaña a Maia, Yenifer y Luciana, tres mujeres trans que comienzan a trabajar como cuidadoras de personas mayores en un hogar de ancianos. A medida que avanzan en su práctica, no solo vemos cómo enfrentan los desafíos propios de este oficio, sino también cómo sus propias historias se entrelazan con las de quienes cuidan. Cuidadoras pone el foco en ellas, en su búsqueda por construir un futuro diferente, lejos de la precarización, y en la dignidad que puede encontrarse en el acto de cuidar.


Con una mirada quieta, el documental nos deja entrar en la rutina del hogar: los silencios, los movimientos corporales aletargados, las conversaciones cotidianas. La cámara observa sin interrumpir, permitiendo que todo esté en su propio ritmo. Esa forma de mirar nos hace parte de una experiencia que parece suspendida en el tiempo. Y en medio de esa pausa, empezamos a entender la complejidad de este lugar, donde el paso del tiempo se siente en los cuerpos, en las memorias y también en las preguntas que se construyen.


El origen del proyecto se remonta al momento en que las directoras conocieron a un grupo de mujeres trans que estaban haciendo un curso de capacitación en cuidados para personas mayores. Muchas de ellas ejercían la prostitución y buscaban una alternativa para su futuro. De esa búsqueda nace Cuidadoras: una historia que no solo muestra una realidad poco visibilizada, sino que también pone en evidencia lo urgente que es cuidar las redes públicas que hacen posible este tipo de formación y acompañamiento, hoy en riesgo por el contexto político argentino con el alzamiento de la ultraderecha. Al mismo tiempo, el documental hace visible cómo las comunidades trans siguen encontrando formas de resistir, sostenerse y proyectar nuevas maneras de habitar el mundo.



Cuidar, entonces, ¿puede ser también una forma de imaginar otros futuros posibles? Esta película parece decir que sí. En un contexto donde la expectativa de vida de una persona trans ronda apenas los 40 años, el cuidado —y la ternura— se vuelve no solo un acto de empatía, sino también una forma de resistencia. Una respuesta política frente a una realidad que muchas veces niega la posibilidad de envejecer con dignidad.

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