El cine advierte: 5 películas que exponen el peligro del autoritarismo
- Juan Marín

- 12 nov
- 3 Min. de lectura

A vísperas de las elecciones, Chile enfrenta un peligro real: el avance del fascismo. La extrema derecha ha dejado de ser un fantasma del pasado para convertirse en una amenaza concreta, encarnada en figuras como José Antonio Kast o Johannes Kaiser, quienes se autoproclaman pinochetistas sin ninguna vergüenza.
Ya hemos visto los efectos devastadores que líderes de esta línea han tenido en otras partes del mundo: Milei en Argentina, Trump en Estados Unidos, Bolsonaro en Brasil, Orbán en Hungría... Todos ellos comparten un proyecto que recorta derechos sociales, desprecia la diversidad, persigue a las disidencias y siembra el odio como estrategia política.
Chile no puede permitirse ese retroceso. No podemos normalizar el autoritarismo ni romantizar dictaduras. Por eso, como una forma de advertencia y de generar conciencia, queremos recomendar cinco grandes películas con un claro mensaje antifascista. Cine que funciona como advertencia de la peligrosidad del fascismo e invita a reflexionar, a resistir y a no olvidar.

Novecento
En tan solo cinco horas, Bertolucci logra retratar con maestría el convulso recorrido político de Italia a comienzos del siglo XX. Desde el surgimiento del fascismo hasta las intensas luchas de clases y la efervescencia de la revolución proletaria, la película ofrece un fresco histórico de gran profundidad. Destaca, además, uno de los villanos más perturbadores del cine, interpretado de forma magistral por Donald Sutherland. Se trata de una cinta grandilocuente y una auténtica obra magna del cine político y militante.

Z
Costa-Gavras presenta un thriller político tan urgente como inquietante. En esta obra, el director retrata el asesinato del político griego de izquierda Grigoris Lambrakis, pero su historia resuena más allá de Grecia: se refleja también en figuras como Salvador Allende, Patrice Lumumba y otros líderes políticos que fueron asesinados en contextos democráticos. Costa-Gavras expone el terror de un régimen autoritario disfrazado de democracia, una democracia desequilibrada que, aún hoy, sigue siendo respaldada por algunos candidatos. Es un retrato contundente del asesinato de compatriotas a manos de tiranos.

La batalla de Argel
“La batalla de Argel” es una de las obras fundamentales del cine político, y dejarla fuera de esta lista sería impensable. Dirigida por Gillo Pontecorvo y con una banda sonora envolvente de Ennio Morricone, esta película (una de mis favoritas de todos los tiempos) es un retrato poderoso de la lucha anticolonial.
Revolucionaria y profundamente comprometida, la película narra la guerra de independencia de Argelia, donde el Frente de Liberación Nacional se enfrenta al dominio colonial francés. Más que una simple narración histórica, es una experiencia cinematográfica intensa, urgente y cargada de una rabia política que sigue siendo tan vigente hoy como en el momento de su estreno. Su fuerza y claridad ideológica la convierten en una obra que sigue resonando con las luchas contemporáneas contra el fascismo y la opresión.

Land and Freedom
El cine de Ken Loach siempre ha estado profundamente marcado por lo político, pero quizás esta película sea la más política en el sentido más estricto del término. Se trata de una historia ambientada en la Guerra Civil Española, centrada en los milicianos que, llegados de distintos rincones del mundo, se unieron para luchar del lado de los republicanos en España.
Ellos sí que eran verdaderos republicanos, no como los malvados que tenemos hoy en Chile, que avalan la dictadura con su negacionismo y se oponen sistemáticamente a los derechos fundamentales.
Por eso esta película vuelve a cobrar fuerza hoy, en plena época electoral. Porque al igual que aquellos republicanos españoles, alzamos la voz contra el fascismo con un grito que sigue resonando: “¡No pasarán!”
En un mundo donde la extrema derecha vuelve a tomar impulso, uno no puede evitar preguntarse: ¿qué haríamos sin Ken Loach?

Punishment Park
Se trata de una distopía política ambientada en Estados Unidos en 1971, en el contexto de las protestas contra la guerra de Vietnam. En la película, el presidente Nixon declara el estado de emergencia nacional, otorgando a las autoridades federales la potestad de detener a personas consideradas una amenaza para la seguridad interna, estableciendo así una suerte de campo de concentración para manifestantes.
Aunque la cinta funciona como una metáfora extrema del fascismo, no está tan alejada de la realidad estadounidense, especialmente bajo un líder sociópata como Trump. Su estilo de falso documental, hace que se asemeje aún más a la realidad.
En Chile, algunos candidatos políticos parecen acercarse a un modelo económico y político de Trump, lo que pone en riesgo la democracia. Este film es un ejemplo de cine visionario y fundamental para reflexionar sobre temas políticos actuales.




