"El Lugar de la Otra": Un espacio para el deseo.
- Violeta Reyes Gutiérrez

- 11 oct 2024
- 3 Min. de lectura
Hoy, 11 de octubre, llega a la plataforma de Netflix el debut en cine de ficción de Maite Alberdi con 'El lugar de la otra', alejándose del género documental que la ha consagrado con películas como 'El agente topo' y 'La memoria infinita'.
Inspirada en un caso judicial real, documentado en el libro 'Las Homicidas' de Alia Trabucco, la película nos sitúa en el Santiago de mediados del siglo XX, donde dos mujeres de orígenes distintos se ven atrapadas en una red de secretos y deseos reprimidos. En este contexto histórico, marcado por la opresión femenina, Alberdi explora la liberación desde la intimidad, mostrando cómo el acto de guardar un secreto se convierte en una forma de resistencia en una sociedad que no permitía a las mujeres ser quienes realmente eran.
Conocida por su sensibilidad al abordar temas humanos profundos, Alberdi no teme explorar un terreno completamente nuevo, eligiendo un tema que, aunque diferente, sigue impregnado de la misma empatía que caracteriza su trabajo: el concepto de liberación.
La dualidad del deseo a través de la escritura
Uno de los elementos más potentes de la película es su guion, a cargo de Inés Bortagaray y Paloma Salas, en el que se juega con la idea constante de la dualidad: el deseo de liberarse, pero también de ocultar. Las protagonistas se ven envueltas en una dinámica donde el anhelo y la represión conviven de manera casi paralela. Esta tensión se construye de manera sutil, acompañados de tintes de humor, lo que le otorga una fuerza especial al mensaje de la película. Las decisiones de los personajes y las interacciones que tienen entre sí están cargadas de este juego de dualidades que la historia maneja con gran maestría.
Las actuaciones en 'El lugar de la otra' son clave para la fuerza de la película. Eliza Zulueta quien interpreta a Mercedes, sobresale con una interpretación sutil pero llena de emociones, reflejando a la perfección la lucha interna de su personaje entre el deseo y las normas sociales. Por su parte, Francisca Lewin en el papel de María Carolina también brilla, aportando una actuación llena de matices y vulnerabilidad, mostrando con mucha naturalidad la complejidad de su personaje. La química entre ambas es innegable, y juntas logran construir una tensión dramática que atrapa por completo.
Una experiencia visual meticulosa
La belleza visual de 'El lugar de la otra' es simplemente cautivadora. Desde la fotografía, liderada por Sergio Armstrong, que logra encontrar la luz perfecta en cada toma, hasta la dirección de arte, a cargo de Pamela Chamorro y Rodrigo Bazaes que recrean un Santiago del pasado con una frescura sorprendente. La película cobra vida gracias a la riqueza visual que despliega, con texturas y vibraciones de colores que invitan a detenerse en cada detalle del encuadre. Este aspecto es particularmente valioso, ya que refleja el ojo documental de Alberdi, quien no teme detener la cámara para explorar la cotidianidad de sus personajes, desde sentir la textura de las telas de las vestimentas, a recorrer con detalle cada reflejo en los múltiples espejos, hasta realizar planos sobre los objetos del baño, botellas de perfume, jabones, etc. En la película podemos ver que se utiliza una variedad de ópticas y enfoques que le dan dinamismo a la narrativa sin perder el sentido de la época.
Un viaje a través del Santiago del pasado
Uno de los grandes logros de 'El lugar de la otra' es su capacidad de transportar al espectador a un Santiago del pasado, una ciudad que, a través de la mirada artística de Alberdi y su equipo, cobra vida con una precisión impresionante. Desde las calles hasta los interiores de las casas, cada detalle está cuidado meticulosamente, lo que permite sumergirse completamente en la atmósfera de la época. La banda sonora, por su parte, se convierte en un compañero perfecto para este viaje, acentuando los momentos más íntimos y aportando una textura adicional a la narrativa.
En resumen...
'El lugar de la otra', ofrece una profunda reflexión sobre la liberación femenina en tiempos de represión social, abordada desde los secretos más íntimos de sus protagonistas, con una sensibilidad que traspasa la pantalla, la película deja una sensación de nostalgia y el deseo de explorar esos pequeños "mundos secretos" que se esconden en cada una de nosotras y nosotros.







