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'La Hermanastra Fea': Anatomía de una Obsesión


Emilie Blichfeldt, en su ópera prima, ofrece una descomposición contemporánea del clásico cuento de los hermanos Grimm, apartándose radicalmente de la imagen idealizada y cursi promovida por Disney.


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En un reino regido por leyes impuestas por la belleza, Elvira vive siempre a la sombra de su hermanastra Agnes. Deseosa de destacar y de conquistar al príncipe, se somete a transformaciones extremas, enfrentándose a un juego estético despiadado donde la perfección física es una exigencia fundamental.


La hermanastra fea es una pieza de horror corporal lento, que apuesta por la provocación visual y sensorial, por tensar los límites del dolor y la búsqueda de identidad. Elvira es protagonista, pero no se nos presenta como una heroína moral perfecta; su vulnerabilidad, su deseo y su ira la vuelven compleja.


Lea Myren da vida a Elvira con una actuación visceral, física y angustiante. Su transformación —física y psíquica— se siente auténtica, dolorosa, atrapante. La película aborda el horror tanto desde lo explícito (cirugías grotescas, dolor, deformidades) como desde lo emocional: la pérdida de cordura, la humillación y el auto-odio.


La cinta es una reflexión clara y fuerte sobre la hegemonía estética, la tiranía de los estándares de belleza, el patriarcado que convierte al cuerpo femenino en objeto de valor social y económico. El sacrificio físico al que se somete Elvira, junto con su obsesión por el reflejo, se convierte en una metáfora de las presiones que enfrentan muchas personas hoy en día por alcanzar ideales de belleza imposibles.



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La película sorprende por su propuesta visual: el vestuario, el maquillaje, el diseño de producción y los efectos prácticos están trabajados con un nivel de detalle impresionante. Cada textura, cada transformación o deformación transmite esa dualidad entre lo bello y lo monstruoso, entre el deseo de alcanzar la perfección y las consecuencias que eso conlleva.


En tiempos de Ozempic y microplásticos, donde los rostros tienden a parecerse y la perfección se vende como promesa, La hermanastra fea irrumpe como una bofetada al canon: una película que nos recuerda el costo de la belleza y cuestiona los estándares que seguimos reproduciendo sin darnos cuenta.

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